Por: Luis Arellano Sarmiento
MEXICALI.- 29 de junio de 2022.- La Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), resolvió que la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) tiene responsabilidad en la muerte de un soldado que fue enterrado vivo, supuestamente como parte de un curso de entrenamiento.
Sin embargo, en la Recomendación 59VG/2022 emitida el 28 de junio de 2022, la misma CNDH, establece que “además, quedó evidenciada la falta de vigilancia respecto a las prácticas irregulares que entre soldados llevan a cabo como “métodos de castigo”.”
Familiares del soldado fallecido, presentaron la denuncia ante la Comisión Nacional el 2 de diciembre de 2020, pues el ejército les informó que su pariente había fallecido en Mexicali, sin notificar las circunstancias en que había muerto. La autopsia estableció que la víctima murió por asfixia.
Durante la investigación, la CNDH pudo saber que el soldado pereció el 24 de noviembre de 2020 durante un curso de fuerzas especiales en el desierto, cuando los obligaban a cavar un bunker, y después les decían que se metieran en él para que el resto de los compañeros les echara tierra, enterrándolos vivos.
De los cinco que enterraron, cuatro lograron salir, pero olvidaron al quinto, quien falleció de asfixia.
CNDH pide a la SEDENA reparación integral del daño para familiares del soldado fallecido por abusos de los responsables de un curso de entrenamiento.
El informe de la Comisión Nacional señala que “cuando los cursantes cubrían los bunkers que anteriormente habían excavado, el servidor público que fungía como instructor ordenó a la víctima que se introdujera en el búnker número 8, a lo cual obedeció. Una vez dentro, el instructor ordenó que lo taparan, por lo que arrojaron tierra y lo sepultaron. Posteriormente, se ordenó a otros cuatro elementos que se introdujeran al mismo búnker y también los enterraron, tan es así que un instructor caminó sobre la tierra que los cubría.
“Los testimonios recopilados refieren que los responsables del grupo comenzaron a tomar fotografías riéndose de lo que ocurría y que este tipo de prácticas eran recurrentes por parte de ambos, sin que el responsable principal del grupo se percatara de ello, ya que lo hacían cada vez que se alejaba del lugar”.
El mismo documento establece que “una de las personas que había estado enterrada se percató de que había perdido su cargador, por lo que, al buscarlo al interior del búnker apareció la víctima, quien yacía inconsciente, por lo que fue trasladada a un hospital. No obstante, al llegar al nosocomio ya se encontraba sin signos vitales”.