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* Falleció de COVID y la recomendación es no abrir los ataúdes
Por: Luis Arellano Sarmiento
MEXICALI. – 11 de junio de 2020.- Al dolor que causa la muerte de un ser querido, a una familia mexicalense se le sumó una negligencia de parte de la funeraria San José, pues les entregaron un ataúd vacío.
El pasado 6 de junio, a los 76 años falleció la señora María Eva Villegas Chávez, zacatecana de nacimiento y cachanilla por adopción, pues aquí procreó ocho hijos que a su vez le dieron 26 nietos y 20 bisnietos.
La familia califica a doña María Eva como una señora fuerte que se cuidaba mucho, por eso casi no enfermaba, pero contrajo el coronavirus y fue la causa de su muerte.
Cuando se enfermó estuvo dos días en el hospital del ISSSTECALI, luego, el 3 de junio, la trasladaron al Hospital General de Mexicali donde murió el sábado 6 de junio.
Por recomendación debido a la pandemia de coronavirus, la familia no pudo realizarle un velorio, ni misa, tampoco podían abrir el ataúd.
El martes 9 de junio, la familia tomó la decisión que el cuerpo recorriera los lugares que frecuentaba la señora María Eva, por eso la carroza pasó por la iglesia, por su casa y la de sus hijos; atrás los carros de los deudos, sin bajarse.
Luego acudieron al panteón Sonora, ubicado en el ejido Emiliano Zapata, en una zona rural al poniente de la ciudad, por la carretera a Tijuana.
Ahí en el cementerio, un joven enterrador, por el peso irregular, se percató que ese ataúd estaba vacío, “esto no está bien”, dijo.
Los deudos se percataron y obligaron a abrir el ataúd, encontrándose con la sorpresa de que estaba vacío.
Alguien llamó a la policía y en breve llegaron al lugar, los agentes se entrevistaron con el personal que manejaba la carroza de la funeraria San José, y reconocieron el error.
Más de una hora después llegó otro carro de la funeraria con el cadáver de la señora, la gente tuvo que apartarse y exigieron abrir la bolsa para constar que el cuerpo era el correcto.
Sólo un familiar pudo ver el cuerpo y procedieron a la inhumación.
El asunto es que, si no fuera por el joven curioso, la familia hubiera enterrado un ataúd vacío, por lo que están analizando entablar una demanda para que el hecho se castigue y no vuelva a ocurrir.
En ese trance de dolor por la muerte de un familiar, lo que hizo la funeraria fue una burla, consideran los afectados.
“Todos tenemos la duda, qué pueden hacer con los cuerpos, por qué no entregarlos, porque fue un error muy grande, si fue un error”, aseveró un familiar, quien también se cuestiona: “si no nos damos cuenta, ¿qué hubieran hecho con el cuerpo?”.
