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Foto: Luis Arellano

Crecimiento y colapso en la ciudad

Bicitecleando: andares por la ciudad

Por: Tomás Di Bella

Si uno, como ciudadano, amanece para salir a la ciudad a circular entre sus grandes avenidas, o quizás entre las calles del barrio, o los vericuetos de los fraccionamientos, podrá quizás constatar que haya baches en las calles, embotellamientos a la hora que todo mundo va o regresa de su trabajo o de su ocio, y quizás podrá decir encabronado que esta ciudad, aunque la quiera con mucho orgullo, no va hacia ningún lugar.

 

En términos de urbanismo, diría Fran Ilich, es una derrota. Sabemos que la ciudad nació a partir de un cuadro primigenio, aka la colonia nueva, que paradójicamente es la zona más antigua de la ciudad, y con esa urbanización cuadrática e ingenua acerca de los sueños industriales de los jóvenes emprendedores que tenían capital gubernamental y familiar, seres que no tenían frontera moral ni ética, porque en ese tiempo no se consideraba como algo a aparentar, la ciudad fue creciendo sin ton.

 

El abandono del cuadro histórico de la ciudad, no se debe a falta de voluntad. Se debe a un crecimiento sin plan urbano. Aunque sí tendríamos que hablar de un plan empresarial sin coto y sin desfachatez, con aras de esos herederos del capital original de las familias acumuladoras, en su origen excelsas, y religiosas, por cierto, que torcieron los túneles del poderío y que ahora hacen, al este de la ciudad, grandes edificios de horripilante imitación de gran metrópoli y que sólo afean, no sólo a lo que era el valle, sino a las casas originales, los árboles y los pequeños ríos de la ciudad.

 

No sólo el gran y pequeño capital -coludidos en un tejemaneje de chupa pitos y manos sucias con los otros empresarios de Oxford o Israel-, está acabando con la visión que los originales tenían de un pueblo de Mexicali como algo placenteramente vecinal, con la complicidad entre sus nuevas juventudes de herencias millonarias, y la perspectiva retrógrada de que todo se puede hacer atropellando con pasos violentos cualquier disposición ciudadana.

 

Así, Constellation Brands, que chupa el agua como un vampiro que nadie quiere y todos desean que se vaya; así SuKarne que no sólo mutila y violenta a las reses y las explota porque son mercancía y no vida; así Sahori, que emite toneladas de humo contaminante a la atmósfera; así la nueva gobernadora, que no sabe realmente cómo explicar que su política es sólo una repetición federal.

 

Hay un filósofo y académico español, Carlos Taibo, él habla sobre estos asuntos del crecimiento desmedido, de la jauja de la inversión extranjera, de las oportunidades de las grandes empresas, pero luego dice algo acerca de lo no planeado, lo no meditado, lo espontáneo y lo imitativo y en apariencia factores del bienestar; llevará, dice, irremediablemente al colapso. Y el colapso no será sutil. Porque además, cuando el gran edificio se venga abajo, como en todo y con todo, aplastará primero a los de abajo, que somos la mayoría sin intervención.

 

Mexicali, BC a 21 de diciembre de 2021

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