* Se corrió la voz y vienen del sur más centroamericanos a ese lugar
Por: Luis Arellano Sarmiento
MEXICALI.- 21 de julio de 2020.- Migrantes centroamericanos que han intentado cruzar de ilegales a Estados Unidos y retornados por la garita de San Luis, Arizona, desde hace dos meses viven en un improvisado campamento a las afueras del poblado Los Algodones, municipio de Mexicali, Baja California.
Son migrantes que buscan el “sueño americano” provenientes de Honduras, Guatemala, Nicaragua, El Salvador, Costa Rica, incluso en ese campamento ha pasado gente de Perú y Colombia.
El campamento está avituallado de donaciones que les hace la sociedad tanto de Los Algodones como de poblados cercanos en Arizona, como Yuma, desde donde vienen monjas católicas a regalarles comida.
También hay casas de campaña, sillones y colchones debajo de una arboleda de pinos salados.
A unos metros está la carretera estatal 2, a cien metros se bañan y pescan en agua del Río Colorado, justo en la Presa Morelos. La temperatura en Mexicali ha superado este verano los 49 grados centígrados.
La mañana del martes 21 de julio durmieron en el campamento entre 35 y 40 personas, a veces baja y sube la cantidad de gente, detalló uno de los inmigrantes originario de Honduras, Samuel, quien dice que el trato que han recibido en Los Algodones, es el mejor de todo México.
Incluso, piden trabajo porque entre los que están ahí saben albañilería, labores del campo, o pueden emplearse en algún comercio o servicio, pero por la pandemia se detienen los posibles empleadores.
La Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR), ya acudió al campamento hace cinco días y algunos aceptaron solicitar asilo, dijo uno de los centroamericanos, pero el resto tiene desconfianza y esperarán el resultado de los primeros que se apuntaron.
También se acercaron funcionarios del Desarrollo Integral de la Familia (DIF) estatal, de la delegación municipal y del Instituto Nacional de Migración (INM).
Fortuita e indirectamente, la contingencia del coronavirus generó ese improvisado campamento, coinciden los inmigrantes entrevistados y la delegada de Los Algodones, Morayma Medellín López.
Y es que a los indocumentados que la patrulla fronteriza sorprende cruzando ilegalmente por esa zona, sin pedirles datos y de manera inmediata los regresan por la garita de San Luis, Arizona.
La delegada municipal dijo que empezaron a llegar familias completas, con papá, mamá e hijos, viviendo a la intemperie expuestos a las altas temperaturas.
“Mientras no me regresen a Honduras aquí voy a estar”, expuso otro de los migrantes.
En circunstancias normales, quienes eran capturados cruzando de manera ilegal, no sólo los registraban detalladamente, sino que corrían el riesgo de ser encerrados desde seis meses a dos años en los Centros de Detención de Migrantes.
El jueves 16 de julio, autoridades estatales y federales acudieron al lugar, logrando persuadir a dos muchachas embarazadas para que accedieron ir a un albergue en Tijuana, también aceptaron el ofrecimiento otras mujeres que traían a sus hijos.
Entre los migrantes se ha corrido la voz y hay gente que viene directo a Los Algodones, según comentaron.
Una de las recién llegadas es Waldina Acosta Burgos, tiene tres días durmiendo debajo de la arboleda, también es originaria de Honduras, pero su meta principal ya no es cruzar a los Estados Unidos, sino recuperar a sus dos hijos, que están bajo resguardo de la procuraduría de defensa del menor en Jalisco.
La mujer originaria de San Pedro Sula, consideró que era mejor recurrir al consulado de Honduras que está en Tijuana, y está pidiendo apoyo para recuperar a su hija de 7 años y su niño de 5.
