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Nos urge un presidente de la república

Foto: Luis Arellano

COLUMNA: SIN NOMBRE

Nos urge un presidente de la república

Por: Luis Arellano Sarmiento

MEXICALI. – El pueblo de México desde hace varias décadas no hemos tenido presidente de la república y ya nos urge uno.

Nos urge un presidente que tome como base de su gobierno la Constitución mexicana y sepa entender que la independencia y soberanía nacional no puede cederse bajo ningún motivo.

Nos urge un presidente que empodere al pueblo como la base de toda acción de gobierno, para que no convierta al poder público una oficina subordinada al poder económico.

La constitución es el documento de naturaleza y origen liberal por la que derramaron sangre mexicanos en la Independencia de 1810 y la Revolución de 1910; mediante la democracia y el voto libre debe establecerse la república laica y federal. En esas luchas de los mexicanos se derrotó al tirano que oprimía al pueblo.

Nos urge un presidente con altura de miras incluso previendo que la nación puede llegar a estar en guerra con otro país.

Es inaceptable que con los gobiernos neoliberales del Partido Revolucionario Institucional (PAN) y del Partido Acción Nacional (PAN), hayamos perdido la autosuficiencia alimentaria y dependamos de otro país hasta para comer maíz o frijol.

El país pierde soberanía al aceptar dinero de otra nación para el combate al narcotráfico; el país pierde soberanía al depender de otro país para distribuir la gasolina que diariamente consumimos los mexicanos.

El país pierde independencia económica y soberanía al entregar las riquezas naturales como el agua, petróleo, gas, minería y hasta nuestras playas.

Nos urge un presidente que dé la importancia a la ciencia y tecnología para que poco a poco logremos sacudirnos esa dependencia extranjera; nos urge un presidente que tenga el valor de contratar un servicio a la iniciativa privada incluso la de otro país, pero que no acepte a condición la entrega de los recursos naturales.

Nos urge un presidente que entienda que un pueblo educado es sinónimo de sana convivencia y erradicación de la violencia, por lo que la recaudación de impuestos debe garantizar la educación pública y gratuita en todos los niveles.

Es inaceptable que haya hospitales sin insumos ni medicinas, cuando los sueldos de presidentes, secretarios, magistrados, senadores, diputados y demás funcionarios, oscilan entre los 100 y 500 mil pesos mensuales.

Y es que los mexicanos no tenemos presidente porque no defiende los intereses del pueblo, por el contrario, los emanados del PRI y del PAN han defendido los intereses de los patrones, de quienes le ayudaron con dinero a llegar al cargo que ostentan.

Una prueba es la infame reforma laboral realizada al final del mandato de Felipe Calderón Hinojosa, cuando ya era presidente electo Enrique Peña Nieto y parte del pacto entre neoliberales.

Con las “outsourcing” hicieron legal lo ilegal para que la clase trabajadora no tuviera sus prestaciones para cotizar para una vivienda o una jubilación y retiro digno, tampoco servicios de salud.

La reforma educativa que en realidad fue laboral no ha logrado que la educación en México tenga los niveles de calidad para que como sociedad nos desarrollemos mediante el trabajo digno, el esfuerzo personal que dé como resultado la deseada movilidad social.

La constitución nos confiere el derecho a la educación, la salud, la vivienda digna, pero los gobiernos del PRI y el PAN han fracasado rotundamente. Gran parte de su fracaso es la corrupción, pues han utilizado el poder público para enriquecerse.

No es posible que para obtener una vivienda de interés social, el mexicano tenga que pagar a los bancos hasta cuatro veces más de lo que realmente prestaron, y que no haya gobierno que defienda los intereses del pueblo.

No es casualidad que en sus discursos de campaña los candidatos presidenciales del PAN y del PRI, NUNCA hayan pronunciado la palabra PUEBLO, menos evocado a la constitución ni las luchas contra los opresores vencidos.

En su discurso pronunciado en Mexicali, el candidato del PAN nunca dijo la palabra pueblo, tampoco evocó algún artículo de la constitución.

No es casualidad que los gobiernos actuales en Baja California y Mexicali, este 2018 no hayan conmemorado la expropiación petrolera que realizó el general Lázaro Cárdenas en 1938. Los actos públicos ausentes porque los neoliberales entregaron otra vez la riqueza del país. Es vergonzoso saber que los mineros extranjeros saquean el oro y la plata de la nación, y el presidente de la república lo permita incluso tolerando la evasión de impuestos.

La constitución mexicana establece que el poder emana del pueblo y para su beneficio, pero los gobiernos neoliberales han hecho lo contrario al privilegiar los intereses de los poderosos.

Ante el desastre económico y social, la sociedad mexicana está padeciendo miles de asesinatos de un gobierno que a todas luces es incapaz, ineficiente y corrupto.

El primero de julio de 2018 hay elecciones presidenciales, iguales a las que llevó al poder a los socialistas Salvador Allende en Chile (1973) y José Mujica en Uruguay (2010). Dos hombres de grandeza incalculable.

El próximo domingo los mexicanos que no tenemos interés personal para recibir dádivas del gobierno, votaremos para que asuma la presidencia de la república un gobierno liberal, republicano, de izquierda.

Por el bien del pueblo, de la nación, después de muchos años, de manera pacífica, sin violencia, acudiendo a las urnas, el momento ha llegado.

 

24 de junio de 2018

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