* Hermana de la mujer asesinada no está de acuerdo en reducir la pena con el juicio abreviado
Por: Luis Arellano Sarmiento
MEXICALI. – 29 de noviembre de 2017.- La mañana del 13 de marzo pasado el joven Fernando “N” de 22 años asesinó con un bate, una navaja y un cuchillo de cocina a su madre Claudia Verónica Guillén Alcalá.
Ocho meses después se declaró culpable ante la juez Dora Leticia Contreras Salazar, por lo que está a punto de recibir el beneficio de juicio abreviado que lo hará purgar máximo 17 años de prisión, además de pagar una multa de 805 mil 202 pesos.
Solicitado por el agente del ministerio público y concedido por la madre de la víctima, la juez del Nuevo Sistema de Justicia Penal (NSJP) dictará sentencia el próximo viernes primero de diciembre.
El hecho confrontó a la familia, pues una hermana de la víctima, Leticia Guillén Alcalá, se declaró en contra de ese beneficio del procedimiento abreviado; de hecho, hasta la audiencia realizada este miércoles 29 de noviembre en la sala 7 del sistema de justicia, era esta familiar quien tenía la calidad de ofendida ante el ministerio público.
Sin embargo, fue hasta este día que la fiscal de la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) se hizo acompañar por la madre de la víctima y abuela del imputado, la señora María Consuelo.
Ante la figura denomina derecho preferente, la voluntad de la madre de la víctima se impuso al de la hermana, según lo hizo ver la agente del ministerio público.
Durante la audiencia intermedia, ambas mujeres familiares de la mujer asesinada ocuparon un lugar en el espacio de personas ofendidas.
También, el defensor de oficio que llevaba el caso del imputado, fue reemplazado por el abogado particular Gilberto Llorenz Covarrubias, quien no tuvo participación de alegatos y estuvo de acuerdo en la petición de juicio abreviado solicitado por la PGJE.
La audiencia se tornó confusa pues el ministerio público no notificó al juzgado que la parte ofendida había revocado el nombramiento de su asesor jurídico, por lo que la abuela María Consuelo tuvo que ser asistida por un asesor jurídico proporcionado por el Estado.
Subsanado ese detalle, tanto la madre como la hermana de la víctima se sentaron en compañía de sus asesores jurídicos frente a la juez de garantías.
Ante la confusión, la juez decretó un receso para definir quién tenía mayor derecho en calidad de ofendida, pues sería ésta quien concediera o no la petición de procedimiento abreviado.
En ese inter, en la antesala de los juzgados, la señora Leticia Guillén Alcalá comentó que el juicio abreviado no aplica porque “fue una persona, su propio hijo, una persona que debió de haberla cuidado, que debió haber protegido a su madre; la forma en que lo hizo, la destrozó, y se están muchas veces, me imagino yo protegiendo en el hecho que usan drogas, usamos drogas y lo hacemos, el chamaco se mira bien, tiene que tomar responsabilidad por lo hechos por lo que hizo, ya hecho no vamos a traer a mi hermana, entonces que pague por el crimen que cometió, si son los años que sean desafortunadamente, ese es el castigo que se debe de dar”, aseveró la hermana de la víctima.
Dijo que fue a última hora que su madre se puso como ofendida en el juicio, quien está de acuerdo que se dé la sentencia mínima al muchacho.
“No pudimos ni ponerle vestido ni ropa a mi hermana, porque le destroz´´o el cuerpo”, aseveró la entrevistada.
Al regresar del receso, el derecho de víctima le corresponde a la madre, reiteró la agente del ministerio público. El homicidio calificado agravado se penaliza hasta con 50 años de cárcel, situación que no procederá en este caso.
Drogado con “cristal”, asesinó a su madre
El lunes 13 de marzo Claudia Verónica Guillén Alcalá quedó de verse con su hermana María Teresa, pero no llegó a la cita ni contestaba el teléfono.
La PGJE sostiene que entre las 7:30 y las 8 de la mañana la mujer fue asesinada por su hijo, en su domicilio de la Avenida Algodón de la Colonia Granjas Santa Cecilia, por lo que fincaron responsabilidad por el delito de homicidio agravado en razón de parentesco consanguíneo.
El joven de 22 años golpeó con un bate la cabeza de su madre, también le ocasionó 21 heridas con un cuchillo de cocina y una navaja; la causa determinante de la muerte fue traumatismo craneoencefálico.
Buscando que su hijo tuviera una forma honrada de ganarse la vida, la señora compró un automóvil modelo 2017 para que su vástago lo trabajara como Uber, pero no era responsable en esa labor.
Días antes de morir, Claudia Verónica le comentó a su hermana María Teresa que tenía muchos problemas con el joven pues era adicto a las drogas, incluso le dio un plazo de un mes para que cambiara su conducta o lo correría de la casa.
Al no contestar las llamadas que le hizo, la hermana se comunicó con la contadora de los negocios de Claudia Verónica y ésta le ayudó a localizar el vehículo por la vía del GPS, el localizador marcaba que el carro estaba en su casa por lo que acudió al lugar.
Cuando llegó a la casa, fue recibida por su sobrino quien intentó persuadirla para que no entrara diciéndole que su mamá le había dado el dinero para ir a comprar el mandado.
La mujer no le hizo caso y cuando entró a la vivienda se dirigió al cuarto de la mujer, encontrándola tirada en el suelo.
Después el joven entró al cuatro y salió de prisa, “solo dijo yo no quiero estar aquí cuando se la lleven, y se fue al sillón sin llorar”, narró la hermana de la mujer asesinada.
En la cajuela del carro que utilizaba Fernando, en una bolsa de plástico blanca estaba el bate, la navaja, el cuchillo, y la ropa que vestía el momento de cometer el matricidio.
Una psicóloga que fue testigo en la investigación, relató ante el ministerio público que en el centro contra adicciones que trabaja, le tocó como paciente Fernando, quien a las terapias iba acompañado de su mamá.
El joven fue canalizado al lugar desde 2012 por personal de la preparatoria privada en donde estudiaba, lo volvió a atender cuatro años después en octubre de 2016.
La última terapia que recibió el joven fue el 6 de marzo de 2017, siete días después, ya con 22 años asesinó a su madre.