Por: Luis Arellano Sarmiento
MEXICALI. – 26 de junio de 2017. -El Hotel del Migrante está funcionando, pero con problemas porque son insuficientes cuatro porta coolers para atender a 120 personas albergadas, comentó el administrador del lugar Sergio Tamai Quintero.
El fundador del Frente Cívico Mexicalense, detalló que el albergue para migrantes aún tiene haitianos que se quedaron a residir en la ciudad, además del flujo de deportados mexicanos, y el habitual tránsito de centroamericanos que buscan cruzar a Estados Unidos.
Indicó que además del Hotel del Migrante, la misma organización abrió otro albergue para recibir a los indigentes, lugar que es utilizado por 50 personas para pernoctar.
En el caso del hotel del migrante, dijo que la necesidad es de diez porta coolers, porque los cuatro que tienen ya están muy viejos y no funcionan pues solo avientan aire caliente.
Tamai Quintero, mencionó que la federación destinó un fondo de 20 millones 400 mil pesos para los organismos civiles que atienden a los migrantes, cantidad casi tres veces más que el año pasado. Sin embargo, esos recursos no han sido radicados al gobierno del estado, abundó.
El administrador del hotel altruista, refirió que también deben meses de renta y el pago de la electricidad, pero la necesidad mayor son los porta coolers, pues las temperaturas en Mexicali ya han alcanzado los 49 grados centígrados a la sombra.
El también integrante de Ángeles de la Frontera, vaticinó que la política migratoria del presidente de Estados Unidos cada vez se está recrudeciendo más, por lo que habrá una mayor cantidad de deportados y es necesario estar prevenidos para eso.
Uno de los migrantes deportados, Jesús Miguel Diego, destacó que a los porta coolers ya no se les puede poner agua, por lo que sí avientan aire, pero caliente.
Recordó que vivió 25 años trabajando de mayordomo en Los Ángeles y Fresno, California, y ya forma parte de los deportados que se quedaron a vivir en Mexicali.
La razón la explicó claramente: porque cuando intentó cruzar la frontera otra vez, en el llamado “reentre”, la migración lo capturó y estuvo preso dos años en una cárcel de Texas.